El segundo paso ha sido contratar a un entrenador personal, que por cierto, está buenísimo. El primer día me hace un chequeo. Su diagnóstico: estoy en muy baja forma. Eso ya lo sabía yo, no he hecho deporte en mi vida.
El entrenador me suelta un "Si no tienes centrada tu mente, es imposible que puedas centrar tu cuerpo". Se va enterar éste quién soy yo. Centrada, dice. Vuelvo a intentarlo y esta vez, aunque me empiezo a escorar de nuevo hacia la derecha, aguanto e intento recuperar la verticalidad. Me niego a dar un paso en falso, significaría que he fracasado, así que mantengo mi pierna doblada y apoyada en la otra hasta que no aguanto más y me voy de morros contra el suelo. ¡Maldita sea! A este paso voy a acabar en el hospital sin ligarme al guaperas.
Viendo que el yoga no es lo mío, probamos con el Pilates. Las posturas son complicadísimas: debes estirar las piernas, estirar los brazos, doblar el tronco, meter la tripa, no doblar el cuello ni la espalda, y mantener la posición mientras controlas la respiración y aprietas el culo. El Pilates está pensado para superhéroes, ¿quién sino puede hacer todas esas cosas a la vez?.
Al día siguiente toca hacer Kinesis en un gimnasio cercano a mi casa. Son unas poleas que están en las paredes con las que hacer movimientos parecidos al Pilates. Esto me gusta y parece que no lo hago mal del todo.
Mientras el entrenador se va a beber agua, intento hacer uno de los ejercicios que me ha explicado yo sola. Así le impresionaré cuando vuelva a entrar. Engancho los brazos, engancho una pierna, pero cuando voy a meter la otra pierna algo sale mal y quedo atrapada, pegada contra la pared enredada con las cuerdas infernales, sin poder moverme.
"¡Ayuda, por favor!". Nadie acude a mi rescate. Hemos quedado pronto por la mañana porque no quiero que haya gente en el gimnasio que me saque fotos con el móvil mientras practico deporte. Así que tengo que esperar al entrenador en esta postura ridícula. Entra a la sala y me ve gimotear porque las cuerdas me están estrangulando las manos y las piernas.
No puede evitar reírse mientras me libera. "Eres un desastre. No me puedo creer que seas tan torpe para los deportes. Esta noche te invito a cenar para compensarte por todos los sufirimientos de esta semana, si aceptas, claro."
¡¡Lo conseguí!!. Por fin tengo una cita con el tío mazas.



Jajajaja me ha encantado :D . Estoy deseando leer la próxima! Un beso ;)
ResponderEliminarya estaba yo echando de menos tus post de celebrity...
ResponderEliminarpobrecita,jajaja que vida más dura!!!
muxus
Buenísima la historia. Si es que es muy complilcada la vida de celebrity.
ResponderEliminarBs
María